Llegaste a mi en primavera,
cuando el viento frio, ya no era.
El sol troquelaba margaritas
en finas mariposas,
que en alegría revoloteaban
en rededor de un jardín de rosas.
En el viento se escuchaba
el trinar de las calandrias,
a la par con ellos, el corazón palpitaba.
Alegría desmedida
que del borde de tu boca
como agua en río desbordaba.
Qué inoportuna tu llegada,
mataste el invierno que mi a vida opacaba,
en mi rostro tus pupilas desmayaban,
lleno de tus brazos cual fina enredadera,
el corazón vívido de amar, a ti entregaba.
Tus besos carmín, en mi se bañaban
mis manos mustias de oro se llenaban
al tocar de tus cabellos, cera blanca
fué tu rostro, en rededor todo alumbraba.
Más, te fuiste de mi, como verano en lluvia
mis ojos de tu ausencia se inundaban,
y el viento,ese viento que de trinos se llenara,
de mis manos, olmo en otoño, tus caricias deshojaba.
Blanca ausencia en nieve congelada
es tu vida, vida por mi idolatrada,
tu recuerdo se dibuja en el fuego de mi hoguera
fuego de esperanza en una nueva primavera.
rafaelalizeero © Todos los Derechos reservados
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